Para este inventor chileno no basta con ponerse en los zapatos de otro para comprenderlo, sino que hay que usarlos todo el día y por muchos días. De esa forma se logra realmente comprender su situación y hacer propias sus necesidades, que es el punto de partida para cualquier creación.
Más de veinte años de experiencia en el diseño y confección de muebles especiales a medida le dieron al chileno Mauricio Gallardo la experiencia y herramientas necesarias para idear soluciones a los problemas cotidianos y hacer realidad sus proyectos. Ello, junto a una aguda mirada a su entorno, le ha permitido dar forma en los últimos años a varios avances, como una casa rodante ampliable, un soporte para tablets o un bastón tecnológico para ciegos, entre otros.
Esta última invención –que no persigue fines de lucro– fue resultado del interés de este creador nacional por aportar a la sociedad que lo acoge, específicamente mediante el desarrollo de una tecnología destinada a mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad visual.
“Siempre he tenido una especial admiración y respeto por las personas con distintos tipos de discapacidades físicas. Además, son tantos los avances tecnológicos disponibles que nuestra voluntad debería apuntar al firme propósito de plantear alternativas y soluciones que ayuden a mejorar la calidad de vida de quienes lo requieren con urgencia”, explica Gallardo.
Según el creador, en todo el mundo existen muchas instancias trabajando y logrando grandes e importantes avances. “Nuestro país no está ajeno a esta realidad y los inventores chilenos también tratamos de aportar. Si nuestras ideas se llegaran a transformar en soluciones reales sería una gran alegría para todos”.
- ¿Cómo la propiedad intelectual puede ayudar a crear un entorno más amable para las personas con discapacidad?
- Para la propiedad intelectual es una tremenda oportunidad. Les regala a los creadores e inventores un propósito, un por qué y va más allá, pues les regala un para quién. Crear con propósito y para alguien en particular se transforma en un percibir y abrazar una motivación adicional. Hay mucho por hacer, pero las necesidades son tantas como las ideas para satisfacerlas. Además, no debemos olvidar que la discapacidad también tiene una fuerza creadora y si se lograra trabajar en equipo los resultados podrían sorprendernos.
- ¿Cómo pudo conocer las necesidades de las personas con discapacidad?
- Conocer sus requerimientos no resulta suficiente para lograr comprometerse y comprender los tremendos desafíos que enfrentan a diario. No basta ponerse en los zapatos del otro para comprenderlo, hay que usarlos todo el día y por muchos días. Cuando logramos realmente comprender es cuando podemos sentir y hacer propias sus necesidades. En ese momento, y si se tiene la capacidad, se transforma en una obligación moral plantear soluciones y alternativas creativas que faciliten las tareas cotidianas.
En el caso del bastón tecnológico, el sentimiento de vergüenza fue el que me llevó a plantearlo como posible alternativa. Con todos los avances de la tecnología moderna me pregunté: ¿Cómo es posible que continúen usando una simple vara?
Al incorporar tecnología y desarrollar un modelo ergonómico y funcional, ya estamos haciendo algo. Pero el moderno bastón por sí solo no cumplirá con su real propósito que es más que dar soporte, sino más bien acompañar. Una central de monitoreo y apoyo es la que cumple esta función, con la que el usuario ya no se sentirá ni estará solo.