Miles de personas en las regiones costeras del país obtienen su ingreso de esta manera desde el mar.

“Cosecho todas las algas marinas desde mi quinto año, y ahora estoy cincuenta. La persona a quién le vendo mi producto, dice que con esto se producen cremas y plástico”, dijo Zulema Muñoz, una recolectora de algas de la ciudad costera chilena de Matanzas, a unos 160 km de la capital, Santiago.

Asentamiento más antiguo

Especialmente en China, Corea y Japón se comen algas desde tiempos inmemoriales. Dada la migración de esta región es que este hábito de dieta se ha extendido por todo el planeta.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), 25 millones de toneladas de algas se utilizan anualmente como ingrediente en la cocina, ingrediente en cosméticos y como un fertilizante. También se utilizan como un agente espesante y aditivos en la alimentación animal.

“Una investigación en Monteverde muestra que algas fue parte de la dieta en uno de los asentamientos más antiguos del continente americano”, dice Erasmo Macay, investigador principal del Laboratorio de Investigación de Algas de la Universidad de Concepción en Chile.

“Las algas fueron una fuente de alimento para los Lafkenche, y que sigue siendo el caso. Especialmente algas y ‘Luche’ (pryopia y las especies de Porphyra)”, explica.

Veganos

Axel Manríquez, chef del Hotel Plaza San Francisco en Santiago, ve un renovado interés en las algas, “especialmente porque muchos veganos las comen.”

“Ellas son enormemente nutritivas, y también saludable, debido a que su salinidad es controlada por el océano. No contienen una gran cantidad de sal, y se pueden comer crudos o cocidos. Ayudan a nuestro metabolismo y facilitan la ingesta de yodo” dijo el Chef.

En Chile existen 700 especies de macroalgas marinas conocidas, pero sólo veinte variedades tienen uso comercial. Macaya afirma que sólo algas (kelp) y luche se ponen sobre la mesa en el país, mientras que varios tipos de algas rojas se exportan al extranjero para el consumo humano.

Bioplástico

En todo el mundo se investiga sobre formas de convertir algas en, por ejemplo, biocombustible, bioplásticos y productos biomédicos. Pero en las últimas décadas la demanda supera la capacidad de los recursos naturales de algas marinas.

“Las algas debe cultivarse, porque la sobreexplotación se ha convertido en un problema muy extendido, y las soluciones sostenibles son necesarias urgentemente” dijo Macaya.

Las especies que se cosechan en estado salvaje en Chile, según él cumplen un importante papel ecológico: crean bosques submarinos con una rica biodiversidad.

El país ha promulgado una ley que tiene por objeto promover el cultivo y la restauración de los lechos de algas naturales. Recolectores de algas marinas en pequeña escala serán compensados ​​por impulsar el cultivo y cosecha de algas.

La recolectora Muñoz de Matanzas dice que en una buena semana cosecha hasta 500 kilos para la venta. La industria de las algas en Chile ofrece empleo directo a 6.456 pescadores y recolectores, y 13.105 buzos. En todos los puestos de trabajo indirectos se cuentan más de 30.000 personas que participan en la comercialización de algas marinas. (IPS / DB)

Fuente: weekend.knack.be